martes, 24 de julio de 2007

estructura para el desprendimiento

Lograr una caja firme,con adherencia a la tierra,confirma la posibilidad del desprendimiento de la voz.Sentir que el cuerpo nos contiene y que la referencia es el espacio que nos contiene nos permite estar presentes en la acción.

2 comentarios:

Victoria dijo...

Comparto algunos de mis “apuntes de clase” con María Chemes: En el ejercicio con el instrumento (uno mismo), más que pensar y obsesionarse por la nota, hay que pensar el movimiento interno, en dar espacio a la nota para que se produzca como consecuencia de un accionar. Resulta mucho más importante ocuparse de la mecánica corporal que del sonido en sí mismo ya que el sonido es una resultante del accionar. Más que ocuparse del sonido, lo crucial es ocuparse de la tarea. Y en esa tarea, no ponerse en situación de búsqueda en el afuera, sino contar con que la estructura ya “está” adentro. Y esta situación de ejercicio y aprendizaje se hace desde un lugar que no es el esfuerzo sino que tiene que ver más con algo vinculado a la identidad. Este tipo de accionar hace aparecer a la persona desde ese lugar de identidad, con todo lo que eso trae: momentos de gran satisfacción y momentos de “dónde estoy”, cuando no se sabe ni en qué nota se está. Y estos momentos de no saber ni en qué nota se está suceden porque, en lugar de partir de algo que uno ya tiene, apropiarse una y otra vez de lo que ya es de uno, se va como hacia algo que está fuera y ahí es donde se pierde todo. Es imposible entonces hacer algo con plenitud si se parte del lugar de la des-posesión. Este trabajo ofrece la posibilidad de vivenciar la posibilidad de sí estar presente en la acción, de hacer desde allí algo con plenitud, desde lo que uno tiene y que es el fruto del trabajo, de la tarea y de lo vivido.

En el cantar hay una cuestión de dar algo que uno ya tiene, algo que uno posee y poco a poco –en la tarea- va hermoseando: el momento de darlo tiene cierto “orgullo” y hay que atesorarlo así, no por simple vanidad, sino porque uno cuida que cuando da algo a otro, da algo que siente que es bello. En la tarea, en el ejercicio del canto, estoy construyendo algo que va a llegar a un momento de organización y de belleza: lo hago por la satisfacción de hacerlo yo y porque cuando lo escuche alguien, le va a gustar, le puede hacer bien. Todo esto es muy sutil en cuanto al accionar y muy profundo en cuanto a las decisiones internas. De nada sirve repetir ejercicios si no aparecen estas decisiones internas que nos permiten estar en la acción de cantar con todo lo que traemos y lo que somos. (Clase del 4 de Octubre de 2002)

Victoria dijo...

Aquí van más “Apuntes de Clase” con María….:
Esta tarea tiene un sentido que necesita la presencia en la acción ya que el canto no es algo “que pasa” o “que sucede”: hace falta que el entendimiento sea corporal. Desde ese lugar, entonces, la intolerancia hacia lo que no me gusta escuchar no se concibe como error sino como oportunidad de reconocer lo que no está bien, lo que no está en su lugar. En este aprendizaje no se trata de llenar la máquina con información sino de “hacer”, accionar.

En ese accionar todo debe tener un lugar, cada nota tiene un espacio: para dar espacio a cada nota es muy importante el tiempo interno, especialmente el tiempo previo que no retrasa sino que da la posibilidad de que se produzca lo que va a venir. Dar espacio a la nota da lugar a la existencia de la nota siguiente, esto es la posibilidad de un tiempo vinculado a dónde estoy, es la posibilidad de estar. Si la acción se me viene encima, todo se desdibuja totalmente. La espacialidad/tiempo no es lentitud, es ESTAR cada vez más en la acción. Es necesario dar lugar a cada nota y sostenerla en el espacio. Los corrimientos de notas se dan porque mantenerse en las notas correctamente depende de cómo termino una frase y cómo empiezo la otra. Si me siento corrida por el tiempo, siempre voy a atacar de cualquier manera porque voy a estar pensando en otra cosa. Hay que crear esos tiempos en el tiempo, esos intersticios que permiten, en la inspiración, programar la frase.

El canto tiene cuatro bases muy claras: 1. el apoyo abajo, no ir con el cuerpo dividido o cortado; 2. el manejo del aire; 3. el espacio interno; 4. la palabra adelante, la colocación. Con estas bases se puede trabajar siempre, logrando avances y retrocesos también, realizando un aprendizaje que se hace cada vez más simple y al mismo tiempo más profundo.